El té blanco es el tipo de té más selecto porque se prepara a partir de los brotes más tiernos de la planta. En la antigüedad, los emperadores chinos, los únicos que tenían acceso a esta delicada variedad del té, lo consideraban el elixir de la inmortalidad. Descubre por qué.
Fatiga
Es la variedad menos excitante de todas. Ideal para combatir el cansancio y potenciar la actividad mental sin sufrir los efectos excitantes del café o de té negro.
Envejecimiento prematuroEl té blanco, al ser tan puro, tiene un alta concentración de polifenoles, una sustancia antioxidante que ayuda a prevenir enfermedades degenerativas como cáncer o el alzheimer. Se calcula que el té blanco contiene tres veces más anti-oxidantes que el té verde.
InfeccionesContiene sustancias que potencias las defensas y previene las infecciones. Para mejorar estas propiedades tómalo con limón y miel. Gracias a su contenido en flúor también previene la caries.
Enfermedades del corazónEl té blanco fortalece los capilares y disminuye el riesgo de infarto.
Disminuir el nivel de colesterolEl té blanco, como el rojo y el verde, ayuda a bajar los niveles de colesterol “malo” y de triglicéridos, siempre que se acompañe de una dieta equilibrada y baja en grasas.
Puedes consumir hasta tres tazas diarias, ya que no contiene ni grasas, ni azúcar ni calorías.
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BELLEZAEl té blanco o “té de la belleza” protege la piel de los efectos perjudiciales de los radicales libres (estrés, humo, contaminación…) y previene el envejecimiento prematuro de la epidermis y, por lo tanto, la tan temida aparición de las arrugas. En concreto, se cree que esta variedad de té hidrata el cutis desde dentro y lo protege de las agresiones del sol.
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