A pesar de que la menta fue muy valorada por los griego y los romanos, en Europa no se popularizó hasta el siglo XVIII. Conoce sus principales usos terapéuticos.
Debilidad y fatiga
Tal y como dice el refrán “la menta el amor y el ánimo aumenta”. Esta tonificante planta es muy útil en estados de decaimiento, sobre todos cuando las astenia está acompañada de inapetencia y debilidad muscular.
Digestiones pesadas
Combinada a partes iguales con boldo y diente de león, la menta en infusión actúa como un excelente depurativo hepático, capaz de aumentar la segregación de bilis, lo que ayuda notablemente a acelerar y a aligerar la digestión. Emplea una cucharadita de este cóctel herbal por taza de agua hirviendo y tómala después de las comidas.
Dolor de cabeza
Mezclada a partes iguales con mejorana o con poleo, la infusión de menta ayuda a calmar la migraña relacionada con los nervios o con los desórdenes digestivos, al tiempo que mitiga las naúseas.
Dolor menstrual
La tisana de menta ayuda a calmar el dolor del período, relaja los músculos del vientre y disminuye los retortijones.
Dolor articular
Aplicada sobre la piel, la menta alivia el dolor de tipo reumático y de origen nervioso (ciática, etc.). Diluye 20 gotas de aceite esencial de menta en 50 ml de aceite de oliva y frota suavemente la zona afectada con esta loción.
Piel irritada
En caso de urticaria o eccema, lava 2-3 veces la piel con una infusión fría de menta, preparada con una cucharada de la planta por taza de agua hirviendo.
Precauciones
Evita su toma en caso de cálculos biliares y reflujo gastro-esofágico.
No debe administrarse a niños menores de cinco años.
Fotografía: Burlesque beauties
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