Dormir sobre un colchón confortable cubierto por un edredón calentito es la fórmula segura para tener un sueño reparador y afrontar el día con energía. Aprende a cuidar tu colchón y tu edredón y tendrás dulces sueños toda la vida.
El edredón al que tan amorosamente nos hemos abrazado en el frío invierno ahora le echamos a un lado. Ha llegado la hora de guardarle pero antes debemos darle unos toques para que esté en perfectas condiciones.
Si el edredón no está en uso guárdalo en un lugar ventilado y seco a salvo de la humedad y el polvo.
- Evita el uso de bolsas de plástico. Las fibras necesitan oxigeno para respirar y en caso de que falte es probable la aparición de moho, malos olores y manchas por humedad de difícil tratamiento.
- Airea y sacude el edredón con regularidad pero nunca exponiéndolo a la luz directa del sol, ya que el exceso de calor comunica fragilidad a la pluma del relleno. El aire evaporará cualquier humedad que pueda formarse y mejorará el aislamiento.
- Con la humedad las plumas tienden a apelotonarse formando "grumos". Si vives en una zona de mucha humedad exterior limítate a airear el edredón dentro de la habitación con las ventanas abiertas.
- Lava en seco el edredón cada tres años.
El colchón también se ventila.
- Si te es imposible levantar el peso del colchón para airearlo prueba esta solución: abre la funda con cuidado, justo lo necesario para introducir el difusor del secador para el cabello y soplar aire frío hacia el interior. Esto removerá la pluma y el colchón quedará como nuevo.
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